“Siempre nos quedará París”, le decía el duro y enigmático Rick Blaine a Ilsa Lund en Casablanca (Michael Curtiz, 1942) cuando se estilaban los besos inclinados y la épica del amor eterno y correspondido en blanco y negro. Una suerte de los doce trabajos de Hércules que conducían a los enamorados al éxtasis del encuentro y […]