‘The Guilty’, la cinta que se suma a la fórmula de bueno, bonito y barato

«The Guilty», (Gustav Möller, 2018)

La fórmula de película que se desarrolla en un único escenario parece que siempre funciona. Buried (Rodrigo Cortés, 2010), aquella cinta en la que un hombre se encontraba enterrado bajo tierra con la única ayuda de un móvil y un mechero para tratar de salir con vida de aquella situación y Locke (Steven Knight, 2013), con un carismático Tom Hardy en un coche tratando de resolver asuntos personales, son el claro ejemplo del éxito cinematográfico con escasos recursos. El último en sumarse a este tipo de cine ha sido el director danés, Gustav Möller, con The Guilty. El protagonista es Asger Holm (interpretado por Jakob Cedergren), un policía que a espera de juicio ha sido relegado de sus funciones a operador de emergencias. Una llamada de una joven secuestrada centrará la noche del inexperto operario.

La labor del actor es excepcional. En este se refleja a la perfección la dureza de su trabajo. Ira, dolor, aceptación y un sinfín de emociones más se manifiestan en la pantalla. La inteligencia y calidad del film radica en que, a través de los sonidos, silencios incesantes y los primeros planos, se sustenta de principio a fin sin la necesidad de usar otros recursos más grandilocuentes. No se echa en falta en ningún momento que los sucesos que le narra la secuestrada se vean reflejados en forma de imágenes. Con la voz es suficiente. El esfuerzo del director es abismal. Pese al escaso presupuesto logra un lenguaje visual exquisito. No tanto en lo que se refiere a fotografía sino a los simbolismos de los que carga la obra. El continuo desenfoque a los personajes secundarios, la facilidad con la que capta los gestos y sensaciones de Cedergren, la forma en la que recrea el estrés al que está expuesto un operador de emergencias…

En cuanto al guion hay que destacar, que es la pieza esencial del thriller. Sin este no habría película. Si el relato tuviera graves problemas de concordancia y de lagunas temporales o simplemente no fuera creíble, la cinta se quedaría en un telefilm de Antena 3. Sin embargo, se nos presenta una historia sobrecogedora, bien contada e interesante. Los giros que da la trama son eficaces e inesperados, lo que aporta credibilidad al conjunto de la obra. Quizás, el punto más débil del guion sea la trama secundaria de Holm, que no está a la altura de la principal, y llega a cansar al espectador. En la hora y media que dura, la banda sonora solo aparece al final, simbolizando la liberación del operador tras esa larga llamada.

En conclusión, Möller presenta una cinta atrevida, trepidante y cargada de tensión. Con una gran dirección, ideas claras y un desempeño de Cedergren a la altura de los grandes actores conocidos por el público en general. La fórmula de este tipo de cine: bueno, bonito y barato no se detendrá.