«The Ring» («La señal», 2002). El vídeo de la muerte.

En el año 2002, Gore Verbinski, director con un bagaje no muy alentador hasta el  momento (“Un ratoncito duro de roer” en 1997 y “The Mexican” en 2001), se ponía detrás de las cámaras para firmar el remake USA de uno de los hitos del cine de terror moderno por excelencia, “Ringu» (Hideo Nakata, 1998), cuyo éxito traspaso fronteras y sirvió para que el cine asiático fuera considerado mayormente fuera de los círculos selectos en donde se solía mover. Tanto en «Ringu» como en la versión americana, encontramos el mismo hilo conductor: la maldición de una cinta de vídeo que te acaba matando en siete días tras su visionado… Una maldición que parece venir de muy lejos, y que se manifiesta en la tétrica figura de una niña de azabache y espesa melena, que sale de un pozo para llevarse tu cuerpo y tu alma. Verbinski cimentó los logros de sus películas en dos filmes americanos a los que se suele acudir cada vez que se quiere hacer una película del género de peso: “La profecía” (Richard Donner, 1976) y “El sexto sentido” (M. Night Shyamalan, 1999). Para protagonizar “The Ring» (2002), la elegida fue Naomi Watts, la musa de David Lynch en «Mullholand Drive», estrenada en su versión para cine un año antes. Completaban el reparto Martin HendersonJane Alexander (excelente actriz injustamente olvidada), el niño David Dorfman y –el primer Hannibal Lecter cinematográfico- Brian Cox.

The Ring”, más que un film de terror o de horror, es un thriller desasosegante que lo apuesta todo a su inicio y a su sorprendente epílogo; de resto, asistimos a una película de investigación típica de los años setenta, en donde una periodista (personaje inevitable de la época citada) debe sumergirse en la misión de su vida en busca de la verdad sobre la cinta de VHS que acabó con la vida de su sobrina y de sus tres amigos, justo a los siete días posteriores de su visionado. Verbinski huye del susto gratuito, salvo en dos momentos puntuales, y opta por rodar una especie de viaje sin retorno, en donde Rachel (Watts) deberá encontrar la razón del por qué de esas muertes, que parecen estar relacionadas con una extraña maldición que tuvo su inicio en una remota isla llamada Moesko. Para la historia quedan varias escenas que forman parte de la cultura popular: el opening, con dos adolescentes despreocupadas, siendo una de ellas ajusticiada por el visionado del vídeo en cuestión, y el clímax final tanto en la Isla de Moesko como en su prolongado cierre, con un final revelador que sirvió aún más para agrandar la leyenda de Samara y del vídeo maldito. El éxito de «The Ring» dio pie a una secuela, en el año 2005, titulada “The Ring 2”, que se encargo de dirigir el propio Nakata, firmante del original. Y este 2017 pudimos recuperar a Samara en la precuela “Rings” (Francisco Javier Gutierrez). Pero ese es un tema del que les hablaremos en otra ocasión.