«El tren de la línea norte» es un documental cubano que narra cómo en el año 2013, en la provincia de Ciego de Ávila, un equipo de filmación se adentra en las realidades de las tierras del norte de una provincia de Cuba. En el Carro de Puertas, un tren de un solo vagón, realizan el viaje por la línea que da título al filme.
El primer adjetivo con el que podría definirse este documental es duro, una realidad que muestra cómo se encuentran muchos sectores del país latinoamericano, las condiciones en las que deben vivir sus gentes y las necesidades que sufren. “El documental se filmó en tres etapas, durante aproximadamente seis meses. Una de estas etapas, la más larga, fue con el equipo de filmación completo, y para las otras fuimos solo dos miembros del equipo”, explicaba Marcelo Martin, director y guionista de la producción, en una entrevista que le realizó Dean Luis Reyes. Esto último lo hicieron, según comenta, «para acceder a lugares sin llamar la atención de las autoridades, que ya estaban sobre aviso de impedirnos acceder a lo que ellos consideraban que no debía salir a la luz”.
Y es que en «El tren de la línea norte» podemos ver muchas zonas del norte de Cuba que han sido abandonadas y reprimidas por el Gobierno. Participan varios testigos que revelan su situación, individual pero común en múltiples lugares de la ínsula.
Uno de los personajes más carismáticos y sensibles del reportaje es una anciana, primera bibliotecaria de uno de los pueblos protagonistas. La mujer narra cómo involucionó el pueblo hace décadas y cómo, desde el siglo XX, nadie enviaba ayudas o materiales para cuidar la localidad, las construcciones, etc. Se sinceraba, y, con lágrimas en los ojos, describía su vida como bibliotecaria en una época que fue mejor. En una escena regresaba a la descuidada biblioteca: un lugar desolador en el que hacía años que no entraba un libro nuevo, donde no existía nadie que se ocupara del lugar.
A lo largo de los 80 minutos de duración podemos observar un pueblo que subsiste, acostumbrado al olvido, que vive los días de uno en uno para no desesperar.
«Cuba es un país socialista de la América Latina insular, donde el Estado es el dueño mayoritario de los medios de producción con el objetivo de garantizar el bienestar de todos los ciudadanos», es la frase que aparece segundos después del comienzo de la proyección. Necesaria para entender el contexto, un contexto donde la precariedad y la carencia de derechos humanos y civiles reinan. Tanto es así, que, durante la grabación, el equipo fue detenido y acusado de hacer un documental «contrarrevolucionario”. A pesar de los impedimentos y artimañas caciquiles, el proyecto ha logrado exponerse en diferentes festivales y salas, ganando así el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (2015), el Premio Caracol a mejor obra de no ficción (2015) o el Premio Cibervoto Mejor Documental, Colateral.
«El tren de la línea norte» es una obra osada e imprescindible, de un valor incalculable. Un latigazo de realidad que finaliza con unas líneas extraídas del prólogo de la narración «Por los extraños pueblos», del gran poeta y escritor Eliseo Diego: «No es por azar que nacemos en un sitio y no en otro, sino para dar testimonio. Y como ninguna de nuestras obras es eterna, o siquiera perfecta, (…) sé que les dejo a lo más un aviso, una invitación a estarse atentos», y unas hermosas imágenes de Punta Alegre, pequeño puerto pesquero.