“Legionario”: el resultado de un gran esfuerzo

Eduardo H. Garza y su mujer Sylvia Vivanco han apostado todo por este proyecto, su primer largometraje. Como él mismo dijo, “este film y el resto de mis cortos no tienen espacio en el mundo de los premios, es otro tipo de cine”. Y sí, podría considerarse una obra perteneciente al cine independiente o de autor, pero aun así el tratamiento de la trama podría haber sido diferente.

La película comienza en Afganistán con legionarios españoles desempeñando una operación militar. A esto se le añade la historia de amor entre los protagonistas Santos (Raúl Tejón) y Alicia (Diana Palazón). La relación heteropatriarcal como argumento principal entre ellos y la forma en la que se presentan a los personajes, en concreto a los militares, hace que el producto pueda considerarse comercial y típico.

Sin embargo, se produce un giro en medio de los 80 min que despierta y sorprende al espectador adentrándolo en un thiller psicológico. A partir de ahí, la narrativa va cambiando constantemente en cada escena aportando intriga, confusión, incluso desesperación por saber que ocurre hasta el desenlace. El director ha conseguido que el público se haga los mismos interrogantes que se plantea Santos para conocer la verdad de lo que le está pasando a él y lo que ocurrió con su pareja.

Destaco la interpretación de Raúl Tejón. Ha sabido convertirse en una de tantas personas que sufren los estragos y traumas que la guerra les deja. Considero que ha logrado transmitir la locura y la desesperación provocada por los malos recuerdos y las pesadillas que vivieron en el campo de batalla. Además, el juego realizado entre lo vivido por el protagonista y las imágenes que se crean en su cabeza como un sueño o alucinación ayudan a que la historia sea verosímil y a mantener ese suspense hasta el final.

La música tiene un papel fundamental en esta película. Es utilizada en los momentos precisos que sirven para acompañar secuencias que pueden ser largas como, por ejemplo, las escenas en el ascensor. Las piezas del compositor, Eduardo Arbide, tienen un toque almodovariano que caracterizan y le dan fuerza al film.

Es un mérito que con poco presupuesto hayan logrado realizar un proyecto de este calibre, pero me esperaba algo más. Quizás, mis expectativas eran muy altas, en las cuales concebí una trama no tan tipificada. Si los roles protagonistas hubieran sido otros y se hubiera roto con los cánones heteronormativos, la originalidad y la distinción caracterizarían a “Legionario”. Pero bajo mi punto de vista, en este caso no ha sido así.