Almodóvar: del cine español a las alfombras rojas de Hollywood

Que Toni Cantó interprete a un transexual, que Penélope Cruz cante «Volver» recordando a Estrella Morente, y que Chus Lampreave se metiera en la piel de una abuela enganchada a la heroína solo lo consiguió una persona, Pedro Almodóvar. No es un director de cine comercial; al menos, no en sus principios. Saltó a la fama internacional ganando un Oscar cuestionando, e incluso parodiando, la España de 1988 donde temas tabúes como la prostitución y una monja embarazada de un transexual cobran protagonismo. “Todo sobre mi madre” lo lanzó al estrellato en Hollywood, pero ya había llamado la atención y destacado por sus películas en el cine español de los años 80.

Esto no quiere decir que a todo el mundo le agrade Almodóvar. Un joven cineasta italiano me dijo una vez que lo que más odiaba de España eran dos cosas. La primera los toros y la segunda Pedro Almodóvar. Las razones que me daba era que no entendía los argumentos de muchas de sus obras. Las veía inverosímiles. Pero realmente, muchas de ellas, sobre todo las primeras, reflejan las locuras que se pueden cometer por amor, la pobreza de nuestro país en determinados años o las creencias arraigadas en los pueblos.

Aunque, es verdad que todas sus películas esconden complejos, sentimientos, pensamientos que son mostrados en la gran pantalla a través de sus personajes característicos de la filmografía «almodovariana». En ocasiones, la forma en que transmite el mensaje que plasma en cada película que realiza no llega a calar en los espectadores porque no llegan a comprender lo que intenta reflejar el director, o bien la forma en la que se construye la historia no es buena, como ocurre en algunos filmes como “Kika”. Una maquilladora cuyo modelo es un muerto, a mi parecer ,es un argumento vacío de contenido, y se queda insulso a la hora de crear una historia basada en esa trama. Pero para gustos, colores.

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Almodóvar consigue despertar amor u odio hacia él por parte del público español e internacional. Los mensajes que pretende transmitir en sus películas son realidades, las cuales no suelen mostrarse en los medios de comunicación. Sus filmes son duros y enfrentarse a ellos cuesta porque los dota de locura y surrealismo, y exagera temas que pueden y son realidad de manera menos intensa como se puede observar en su filmografía. Aun así, todas sus obras conllevan una polémica alrededor de ellas, puesto que su mensaje trasciende y alcanza a cualquier público que tenga o no cierta sensibilidad cultural para conseguir entender las ideas que plasma en sus películas. Y sin entenderlas se crea un debate internacional en torno a ellas.

“La Piel que Habito”, desde mi percepción, ha marcado un antes y un después en su línea cinematográfica. Siguiendo con el trasfondo que esconden sus historias creadas para ser contadas en el cine, la película se acerca más al estereotipo del cine americano y se aleja del antiguo cine español de los años 80. Quizás mejorar la calidad de producción de las películas haya conseguido una mayor aceptación en su forma de construirlas. Pero, para mí, también ha perdido un poco su esencia. Es decir, lo que se ve a simple vista sin llegar al trasfondo, la marca Almodóvar de España, se pierde, se desvanece y se vuelve más comercial.

Se mantiene su compromiso con lo inverosímil, con dar visibilidad a las minorías, el intento de eliminar prejuicios, cánones de belleza impuestos en el cine y en la sociedad. Independientemente de que nos guste o no, Pedro Almodóvar sigue fiel a su ideal de revolucionar, despertar a la gente mostrando ante sus ojos imágenes, canciones, personajes inusuales, planos que representan códigos cuyos significados como la locura, desesperación, los tabúes, las creencias se asientan en la sociedad y hacen saltar chispas en las personas alrededor de cada una de sus películas.