¿El regreso del Western?… ¿Cuándo se marchó?

El western nunca abandonó las pantallas, de la misma forma que los forajidos nunca abandonaron sus espuelas.

Algunos cowboys se disfrazan de Jedis o detectives con gabardina, surcando el aire en diligencias sobre pueblos futuristas, y hasta mezclan el género con el de cine negro para renovarse, pero siguen siendo westerns al fin y al cabo.
Los cowboys son los súperhéroes de antaño. Siempre lo han sido. Personajes solitarios estilo Marlowe, que a las pobres novias que se echan, hay que matarlas para que sigan solitarios, o hacer que su amor sea imposible y permanezcan como socios o amigos. –que es más cool que tener pequeñas copias de uno mismo berreando y gateando por el suelo mientras uno cambia pañales a la vez que salva el mundo.

No han parado de dispararnos westerns desde que pedimos nuestra primera zarzaparrilla en el «saloon», o desde que Edwind S. Porter filmara su corto mudo: «The Great Train Robbery» en 1903,
Ahora llegan westerns como «The Heightful Eight», «The Revenant», «Bone Tomahawk»: un western de terror, con personajes estilo Mad Max –que por cierto es otro western–, “The Keeping Room,” “Slow West” y “The Salvation”, que recuperan el género original.

Y vienen más, como «Forsaken», “Jane Got a Gun”, «The Sisters Brothers», «The Kid», «Brimstone», «Diablo», «The Ridiculous Six», y un remake de “Magnificent Seven”.

De la misma manera que se hicieron westerns musicales en su día, se seguirán mezclando géneros para mantenerlos vivos e interesantes. Se hace lo mismo con el arte, la música, la gastronomía, las bebidas alohólicas y los amantes.
Es una forma de renovarse y de encontrar nuevas tendencias que marquen pautas a seguir… hasta que el pistolero del aburrimiento, mate al antiguo sheriff y lo sustituyan por uno nuevo. Pero sheriff, siempre tiene que haber.

Desensillen sus caballos, quítense las botas y la cartuchera, saquen el tabaco de mascar y la escupidera y llamen a Molly la tuerta, que habrá entretenimiento para rato.